P. Juan Carlos (Ecuador)
Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican. La obediencia es el reconocimiento de que hemos salido de las manos de Dios y de que, por tanto, nuestro centro de realización está fuera de nosotros; por ello, para madurar personalmente, tenemos que estar abiertos de forma activa a la voluntad del que nos hizo y cuida de nuestro crecimiento.